La identificación de una persona controladora a menudo es observar su comportamiento y cómo interactúan con los demás. Una señal clave es su tendencia a dictar decisiones, ya sea grande o pequeña, a menudo ignorando las opiniones o preferencias de quienes los rodean. Pueden enfatizar que las cosas han llegado, demostrando poca flexibilidad o la voluntad de comprometerse. Además, una persona controladora puede mostrar celos o posesividad, deseando monitorear sus acciones e interacciones con los demás, lo que puede crear una atmósfera incómoda.
El control de los individuos generalmente muestra ciertos modelos de comportamiento. Pueden participar en tácticas de manipulación, usando culpa, miedo o chantaje emocional para ejercer una influencia en los demás. A menudo buscan dominar las conversaciones, dirigir las discusiones para fortalecer su punto de vista mientras rechazan o reducen las perspectivas alternativas. Además, con frecuencia podrían criticar a otros, tratando de socavar la confianza y establecer su autoridad, lo que siempre puede anclar su comportamiento de control.
Reconociendo las señales de que alguien quiere controlar, puede involucrar varias banderas rojas. Pueden hacer preguntas intrusivas sobre sus actividades o sus relaciones, queriendo saber dónde está y con quién es usted. Además, si intentan aislarse de amigos y familiares o disuadirlo de tomar decisiones independientes, esto puede indicar un deseo de control. Este comportamiento a menudo degenera gradualmente, lo que hace que sea importante permanecer atento a los cambios sutiles en la forma en que interactúan con usted.
En el contexto de las relaciones románticas, un tipo controlador puede mostrar características específicas que indican su necesidad de dominación. Podría establecer reglas estrictas sobre lo que puede usar, con quién puede pasar tiempo o cómo debe comportarse. Si con frecuencia critica sus elecciones o lo hace sentir culpable por no unirse a sus expectativas, es una señal de advertencia importante. Además, si intenta dictar su horario o insistir en participar en todas sus decisiones, esto sugiere un nivel de control poco saludable.
La psicología de una persona autoritaria a menudo proviene de inseguridades subyacentes y una necesidad de control. Pueden sentirse inseguros de su propio valor e intentar afirmar la dominación sobre los demás para compensar. Este comportamiento puede resultar de experiencias infantiles o relaciones pasadas donde se sintieron indefensos. Al ejercer el control en sus interacciones, buscan crear un sentimiento de estabilidad y previsibilidad en sus vidas. Sin embargo, esto a menudo se vuelve contra, lo que lleva a relaciones tensas y aislamiento adicional, porque otros pueden resistir o sentir su naturaleza controladora.